Cuando llegamos por primera vez a España, era verano y nuestro bolsillo era low-cost. (Bueno, lo sigue siendo). Fue así como descubrimos la cadena de comida rápida estilo bar llamada «los 100 montaditos» y fue ahí donde conocimos La Sidra marca «Ladrón de manzanas». Un brebaje embriagador, dulce y delicioso de manzana. Te lo venden en una jarra con hielo. Nosotras lo amamos.
Un día nos apareció un anuncio en facebook ofreciendo llevarte de fiesta a la playa a beber toda la sidra que quisieras y gratis!
Joder, nosotras flipamos cuando vimos esta publicidad, nos invitaba a la Fiesta de la Sidra en Gijón, gratis gratis no era, teníamos que pagar 2€ por el vaso que te rellenarían infinitamente de sidra (o llevar el nuestro para no pagar nada) y además pagar el ticket del bus que nos llevaría en la mañana y traería el mismo día en la noche.
8 horas de playa, 4 horas de fiesta.
Fue así como conocimos «El bus playero». Un auto-car (bus) que viaja los fines de semana desde Valladolid a las playas del norte de España, a las ciudades más chulas y a las fiestas más molonas. El precio depende del lugar y la fecha, pero es más barato que el bus Alsa y que el BlaBlaCar.
El bus nos costó 12 euros cada una y lo compramos en una transacción que, si hubiéramos estado en Chile, nos habrían dicho que nos iban a cagar. Nos encontramos con el tío del anuncio fuera de un bar y le pasamos la plata en cash. No nos dió ni un recibo ni nada, solo nos preguntó si nos gustaba la sidra y nos dijo el horario del bus.
Como es España, confiamos en todo y el día domingo a las 6 de la mañana nos subimos al bus playero, junto a gente joven y viejitos, hicimos un viaje de 4 horas.
Ahí estábamos, un domingo de agosto, con nuestro look playero en Gijón, con ganas de bacilar y con la ilusión de quedar borrachas hasta no poder más.
Como sucede a veces, nada resultó como imaginamos.
Cuando llegamos a Gijón, estaba helado y nublado. Al paso del día comenzó a llover y hubo una tormenta que flipas, con rayos y truenos, fue hermoso y sorpresivo.
Pues bueno, nos acercamos a la fiesta, estaba lleno de gente, la «alcaldesa» inaugurando el bacile, bien formal y relajao al mismo tiempo. Se abrieron los stands y comenzamos la peripecia. Nuestra primera impresión cuando nos sirvieron la sidra fue: oh, que poquito. Nuestra segunda fue: esto no es sidra.
La Sidra que habíamos conocido en el bar «los 100 montaditos» no tenía este sabor!
En Gijón descubrimos La Sidra Natural, también un brebaje de manzana pero con un saboor….asqueroso, como al jugo de los pickles en conserva, pero sin pickles.
No nos gustó para nada, pero como ya estábamos ahí, la tomamos, de apoquito y sin respirar.
Algo curioso de esta Sidra Natural es que tiene que ser «estanceada» para poder beberla. Cada stand tenía ahi sus tíos muy mashos que hacen el show del estanceado, mientras más lejos esta la botella del vaso, más llamativa es la maniobra.
Pero el estanceado no solo es por el espectáculo, la gracia de este particular modo de servir el brebaje es que la sidra al golpear el vaso suelta el azúcar y te la tienes que beber rápido, porque si la dejas reposar ahí en el vaso, se pone amarga, muy amarga, intomable, así como la estábamos tomando nosotras. cueck.
Nuestra desgracia tenía que ver con nuestra ignorancia.
Cuando ya estaba por terminar la fiesta, un señor nos miró, nosotras ahí con nuestro look playero turista y con un vaso de sidra cada una en la mano. Se nos acercó y nos dijo: tenéis que beberla…. tenéis que beberla toda. Ahí nos explicó todo el asunto. Y aunque el sabor no se parecía en nada a nuestra amada sidra y seguía siendo bastante amargo, realmente era mucho más bebible.
Partimos corriendo a buscar sidra, mientras cerraban los puestos y volteaban los baldes que habían recibido la sidra que se caía de los vasos al estancear. Habremos alcanzado beber unos 4 vasos en ese momento…
En total nos habremos tomado unos 10 vasos de sidra cada una durante toda la fiesta. Soñamos con quedar borrachas pero no pasó. Nos prometimos volver algún día para ahora si aprovechar esas 4 horas de sidra gratis como corresponde.
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